LA NUEVA NORMALIDAD, MUY PARECIDA A LA VIEJA NORMALIDAD

Por Francisco de Jesús Cerón Gámez

Llego el momento que tenía que llegar, no hay plazo que no se cumpla ni fecha que no llegue, después de 4 largos meses ahora si que mas largos que la cuaresma, fue necesario e indispensable el implementar una “nueva normalidad” ya que se pedía a gritos empezar a reactivar ciertas actividades para que la economía empezara a respirar por lo menos un poco ante esta contingencia mundial.

¿Pero será correcto llamarle “nueva normalidad”? ¿en verdad se siente una diferencia en nuestras actividades a las de antes del COVID–19? ¿En realidad estábamos listos para la implementación de esta? La respuesta es ¡No, No y no! La verdad de las cosas es que nunca se vio el cambio entre nosotros en esta guerra contra el virus que hoy tiene la corona, no quiero generalizar porque se que hubo personas con suficiente conciencia y responsabilidad que si acataron las normas de seguridad, lamentablemente la gran mayoría fue la que nos entró por un oído y nos salió por otro.

Nunca cambio nada para la gran mayoría, se seguían viendo los espacios públicos abarrotados de gente, centros comerciales, plazas y parques, idas al rio, fiestas en la cochera y en el patio entre otras cosas y así seguirá esto, ni una pandemia logro concientizar a un pueblo que necesitaba unidad y que nunca la consiguió.

El mundo es y seguirá siendo igual para ellos, pero para algunos otros la nueva normalidad si será diferente, para algunos la historia pintará una línea este año 2020 con el antes y el después del virus, que será recordado con tristeza, frustración y decepción, es hora de  hablar de esas personas que tuvieron que cerrar algún negocio, algún proyecto o que perdieron algún empleo, claro que para ellos si hay nueva normalidad, todo tendrá que cambiar, probablemente muchos empezaran de cero, trataran de adaptarse a este cambio y trataran de superar lo perdido y lo pasado.

Complicado es hablar de normalidad para aquellas personas que perdieron a un ser querido, un hermano, un papá o mamá, un abuelo, o un amigo, o que estuvieron cerca de perderlo, esto creo que no debe llamarse nueva normalidad sino nueva resignación. De nada sirve ya lamentarnos, lo que sigue es cuidarnos de los que siguen menospreciando este problema, cuidarnos de los que aun ven mas importante que si se rifa o no se rifa o que si se vende o no se vende un avión que nunca tubo Obama, cuidarnos de los que priorizan los retenes recaudatorios de los fines de semana, somos un país que en medio de una crisis económica, ambiental y social, aún hay gente que piensa en despenalizar el aborto y recuerda que vivimos en un estado donde el mismo gobernador salió infectado.

Al final de cuentas el virus termino por ser real y ahora si todos creemos en él, solo nos queda tratar de prevenir antes de llegar a lamentar, nos leemos en la próxima, si es que seguimos vivos porque en México ya no se sabe.

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